¿fin del camino o nueva forma de habitar nuestras raíces?
El 20 de mayo de 2025 se aprobó oficialmente el decreto que modifica los criterios para acceder a la ciudadanía italiana por descendencia «iure sanguinis». La noticia no fue una sorpresa: desde hace meses veníamos sintiendo que algo se estaba moviendo. Pero la confirmación trajo un nudo en el estómago. Porque, aunque sabíamos que podía pasar, no deja de doler cuando te niegan un derecho heredado.
El decreto establece nuevas limitaciones para quienes descienden de italianos, especialmente en los casos de bisnietos y tataranietos, los llamados «oriundos» actualmente. A partir de ahora, el proceso se vuelve más restrictivo y, para muchos, directamente inaccesible. Las reacciones no tardaron en llegar: bronca, tristeza, impotencia… y también una pregunta que nos atraviesa a muchos de los que veníamos transitando este camino con ilusión de emigrar a Italia. ¿Y ahora qué?
Personalmente, pasé por todas esas emociones. Desde el primer momento, esto fue una búsqueda profundamente personal. Fue mirar mi apellido, mis fotos familiares, mis silencios heredados. Fue aprender que “ser” no siempre depende de lo que un papel valide, sino de la historia que habitamos.
Tenía todo listo: pasaje en mano, documentos vigentes, el alma llena de ilusión y hasta varias ventas de objetos personales, hasta mi auto! Todo para hacer posible el viaje. Pero de un día para el otro, nos patearon el tablero. Aun así, sigo firme. Desde allá —sí, porque igual voy— Este sueño no va a desvanecerse. Vuelvo a tirar los dados y seguiré apostando. Porque esa es mi esencia: no me rindo fácilmente.
Además, estoy evaluando alternativas viables para poder residir legalmente en Italia siendo bisnieto u oriundo. Existen opciones que hoy se están considerando, como la posibilidad de permanecer en el país durante un período determinado —por ejemplo, dos años—, aprender el idioma, integrarse y aportar activamente a la sociedad italiana.
Y si lo pensamos bien, no sería un despropósito. Italia necesita personas que la habiten, que devuelvan vida a sus pueblos, que contribuyan desde lo humano y lo económico. Más allá del disgusto por el cambio de reglas, también es cierto que miles llegaban por pocos meses, tramitaban la ciudadanía y partían sin siquiera considerar quedarse. Tal vez ahora el enfoque sea distinto. Más desafiante, sí. Pero también más comprometido.
Ante este nuevo escenario, también es clave actuar con cautela y no caer en promesas mágicas de abogados o especialistas, porque en momentos de incertidumbre, siempre aparecen los oportunistas que buscan aprovecharse. Attento!
Aunque el camino ahora se vea más empinado, la determinación y el deseo de reconectar con nuestras raíces pueden guiarnos hacia nuevas oportunidades, aun con reglas diferentes.
Compartiré todo lo descubra con amor y dedicación.
Buona fortuna a tutti.
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Voy a ir compartiendo opciones, reflexiones y todo lo que vaya descubriendo en este nuevo escenario.
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Porque este camino, aunque cambie, lo seguimos caminando juntos.